Con los cuentos pasa como con la vida, en algunas ocasiones pequeñas historias/cosas nos sorprenden de forma grata. Es lo que me ha pasado con el cuento “Te quiero un montón” de Juan Carlos Chandro y Mª Luisa Torcida. La edición que yo tengo es el “libro de bolsillo” de la literatura infantil e inversamente proporcional el tamaño a la historia que cuenta.

Editorial Bruño
“Garbancito”, sí el protagonista se llama Garbancito un guiño a una historia más tradicional, está triste porque su padre está de viaje y su madre tiene tanto trabajo que no ha podido jugar con él –seguro que a algunos de vosotros esta historia os resulta familiar- y cuando se va a dormir, su madre no tiene tiempo ni para contarle un cuento corto. Es entonces cuando empieza un juego muy divertido: la mamá de Garbancito tendrá que decirle cuánto le quiere de un montón de formas diferentes. ¿Os lo imagináis?
Durante mucho tiempo ha sido uno de los cuentos favoritos de Ana. Cuando algunas noches se nos hace muy tarde para poder leer una de las historias que tanto le gustan me pide “cuéntamelo con la boca” y es, entonces, cuando jugamos a decir las dos “cuánto nos queremos”. Ana elige de qué forma quiere decírmelo y yo elijo las mías. ¡Qué mejor forma de dormirse que cuando te dicen que te quieren!
Este cuento ofrece muchas posibilidades tanto con tus hijos, sobrinos, primos, familia como con tus alumnos porque te permite expresar de diferentes formas los “te quiero” propuestos por el libro al igual que inventar otras maneras nuevas de decirlo. Permite que los niños interactúen entre ellos diciéndose que se quieren, con ese amor de amigos que se forja en la infancia y que, aunque cambia con el tiempo, permanece con ellos el resto de sus vidas.
Una de estas últimas noches concilie el sueño feliz, Ana me dijo: “Te quiero un montonazo, MAMÁ”.
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