Mamá se va a la guerra

Hoy es 19 de octubre, el Día Mundial contra el Cáncer de mama. Un recordatorio de una enfermedad que afecta cada año a alrededor de 25.000 mujeres en España. El cáncer, en cualquier manifestación, es una enfermedad que afecta no solo a la persona que lo sufre también a todo su entorno.

Cuento de Luz

En el año 2012 Cuento de la Luz publicó  el cuento “Mamá se va a la guerra”, escrito por Isabel Aparici e ilustrado por mi admirada Mónica Carretero. En el cuento se explica, de manera sencilla y comprensible, cómo afecta el cáncer al cuerpo de forma que lo puedan entender los niños. En este caso su autora estaba afectada por el cáncer de mama y quería explicar a sus hijos cómo iba a ser el proceso, cómo pensaba plantar cara a la enfermedad – como si fuera una reina que debe dirigir sus tropas para ganar la batalla -, y cómo los medicamentos iban a afectar a su cuerpo y a su apariencia externa. Además, recoge las reacciones de sus hijos, sus preocupaciones y preguntas que tan importantes son y a las que debemos dar respuesta. No puedo dejar de extraer una frase -espero no meterme en un lío- que me parece imprescindible: “Queridos Principitos, voy al frente de batalla. Allí no se va a presumir, sino a luchar”. A luchar, ¡qué importante es la actitud para afrontar las zancadillas que, a veces, nos pone la vida. Para este combate contará con diferentes aliados: los médicos, las medicinas – de nombre imposible, y los que la quieren. Habrá bajas, en forma de células de su cuerpo –daños colaterales que no se pueden evitar- y cambios evidentes en su cuerpo: cansancio, perdida del pelo… Algunas batallas que nos encontramos debemos encararlas como una lucha, sin cuartel, pero sin olvidar a los que nos rodean: nuestros hijos -si los hay-, y la gente a la que queremos y nos quiere. Ver sufrir a alguien que quieres representa un dolor difícil de sobrellevar, sobre todo cuando no puedes hacer algo para que desaparezca, pero siempre puedes intentar aliviarlo – aunque sea poco.

Hace ya tiempo asistí en la Universidad a un curso sobre Inteligencia Emocional, con un título muy largo: “Desarrollo de las competencias emocionales necesarias para hacer frente de forma efectiva a los retos personales y profesionales”. Allí pude consultar a la psicóloga que lo impartía cómo explicar a mis hijos un proceso de cáncer de una persona cercana. Su respuesta fue concreta: responde sólo a lo que te pregunten -pero responde. Las respuestas hay que adaptarlas a su momento evolutivo y su capacidad de comprensión. El cáncer, o cualquier enfermedad, es complicada de explicar tanto a pequeños como a mayores, pero no imposible. Por eso, me gusta este cuento. Isabel consiguió encontrar las palabras justas para demostrar a sus hijos que iba a ser valiente, primero por ella misma -era su batalla- pero, también por ellos: sus hijos a los que se quiere de forma incondicional. Explicaciones sin eufemismo y sin ocultar la realidad: Isabel estaba enferma de una enfermedad que se cura y en donde es fundamental la prevención, el autoconocimiento y la autoexploración para diagnosticarla en sus primeras fases.

A todas las mujeres que me rodean, por favor cuidaros, prevenir y ante la menor duda acudir a un médico que despeje las preocupaciones o ponga nombre a lo que os pasa. Yo también pienso hacerlo.

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