Un año más llega irremediablemente la Navidad. Con sus celebraciones, reuniones, nervios, momentos felices, nuevos miembros en la familia y cierta melancolía que según van pasando los años aumenta con ausencias importantes.
También, el aire se llena de ilusión que vemos reflejada en los ojos de los niños. Miradas especiales que muestran parte del espíritu que inunda estas fiestas. A mí, me encanta y me ha encantado siempre observar los ojos de mis hijos que tanto transmiten sin pronunciar una sola palabra.
En algunas ocasiones es tiempo de inmensas alegrías y ciertas decepciones; esas peticiones a los Reyes Magos no siempre satisfechas -aún recuerdo una cocinita que pedí y que nunca llego, el tiempo me descubrió el hecho de que muchos niños antes que yo lo habían escrito en su carta y no hubo suficientes para todos.

Por eso me ha gustado taantooo este cuento “Fermín y los Reyes Magos” de Antonio Vicente y Carmen Queralt, publicado por Narval y que hacía tiempo estaba en mi lista de deseos. Tuve la suerte de hacerme con él en una de las últimas ediciones del Mercado de Motores, un lugar para apuntar en la lista de sitios por visitar. Fermín, su protagonista, es un niño de cuatro años que en su carta a los Reyes Magos realiza diversas peticiones cada uno de ellos. Fermín y yo nos parecemos mucho, pero mucho, mucho. Sus peticiones no tienen que ver tanto con cosas como con momentos o situaciones. Al final son las expectativas frente a la realidad, los buenos deseos frente al día a día y el aprender a sacar lo mejor de lo que somos y tenemos, como dijo alguien “si la vida te da limones, haz limonada”. Con su lectura podéis sacar diferentes conclusiones, yo me quedo con una que hago mía, la alegría del aquí y el ahora, de disfrutar con lo que soy sin envidiar a los demás. Me parece que una buena enseñanza para los niños es concienciarse de que no siempre se tiene lo que se quiere y cuanto antes empecemos a transmitir eso a nuestros hijos será mejor.
En mi carta a los Reyes Magos, regalos de cumpleaños… he incluido en más de una oportunidad no tanto cosas materiales como tiempo, es más, si pudiera volver atrás pasaría mucho más tiempo con personas queridas, como dice Rosana en una de sus canciones de acero inolvidable. Aunque el tiempo me ha enseñado a disfrutar del momento, a extrañar a los seres queridos desde el cariño, con melancolía de los tiempos pasados, aunque sin grandes dosis de tristeza.
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