Que esté libro haya conseguido llegar hasta mis manos ha supuesto poner de acuerdo a varias personas. Primero, porque en estos tiempos de pandemia y restricciones la movilidad no es sencilla y, cuando te gustan librerías tan especiales como la Librería Intempestivos de Segovia, pero resides fuera de su Comunidad es difícil llegar hasta allí. Sin embargo, siempre puedes contar con la ayuda de personas tan estupendas como mi compañera de trabajo que me lo ha recogido y entregado con el mismo cariño como el que pusieron en prepararlo.

Lo primero que me ha sorprendido de esta historia es el tamaño del cuento, no muy grande, pero como puedo ir viendo a lo largo de sus páginas: el tamaño no es lo importante. Lo ha escrito Emma S. Varela y ha debido poner grandes dosis de cariño pues a lo largo de sus frases va propagándose por el ambiente -sin ser cursi, eso que quede claro. No me pueden gustar más las ilustraciones que ha creado Misspink para esta historia, en su dedicatoria se resume gran parte de la esencia de esta narración. ¡Mirad!

Este cuento nos ayuda a reflexionar y a reflexionar con los niños sobre algunos aspectos de las relaciones con los demás, para darnos cuenta de la importancia del interior de las personas por encima de su aspecto exterior. Como veis en la foto de la portada los corazones de mis galletas tienen diferentes tamaños, no son perfectas, alguna se ha horneado más que otras y os aseguro que todas están buenísimas.
Os recomiendo su lectura, no podría decir una edad para la que está indicado -me gusta las historias sin edad- sirve tanto para pequeños como para grandes. Como dice su autora, no importa: “…que sea grande o pequeñito el corazón, lo que tiene que estar es dispuesto a amar”
Pues eso
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