Besos de sabores

Existen muchos tipos de besos: besos de madre, besos de amigos, besos de amor, besos de abuela… tantos y tantos que podría escribir todas estas líneas sobre ellos. Pero hoy lo que quiero es hablar de los besos de sabores.  ¿Quién no ha jugado a dar besos de chocolate, dulces, dulces,  besos de limón, un tanto amargos, o besos de frambuesa, dulces pero con un toque un tanto ácido?

Cuando mis hijos mayores – no tan mayores como ellos creen ser- eran pequeños jugamos mucho a los besos de sabores. Yo siempre los elegía dulces, dulces como el caramelo o el chocolate. Ese momento se convertía en un instante único donde aprovechaba para darles muuuchos besos sabiendo que antes o después llegaríamos a esa etapa en donde ya no les gustaría tanto que les besara. Debo decir que he tenido suerte y a mis hijos “mayores” les siguen gustando mis besos aunque no queda mucho para que atraviesen esa fase en la que los rechacen. Tal vez, más tarde, los reclamen otra vez. Con el tiempo, y según he ido cumpliendo años, he sido consciente de lo que añoro los besos de mis padres, ¡cuánto me gustaría volver a sentirlos!

Editorial Anaya

Editorial Anaya

Al hilo de estas reflexiones encontré no hace mucho un libro que trataba sobre: ¡los besos de sabores!

Se trata de “Un puñado de besos” de Antonia Rodenas. A Ana, que todavía es pequeña y le gustan mis besos – ha salido cariñosa como su madre -, es un cuento que le gusta mucho. Su protagonista, Kati, lleva todos los días a la escuela besos de sabores que utiliza para cuando sus compañeros pasan por un mal momento, llanto por la ausencia de la madre o conflicto con otro compañero, entre otros. Ella se los ofrece para aliviar el momento amargo por el que pasan. La historia no solo trata del sabor que puede tener un beso, también, habla de diferentes formas de resolver conflictos, esos que tan a menudo aparecen en el día a día de la escuela.

¡Qué mejor forma de solucionarlos que con ternura y cariño! En múltiples ocasiones buscamos alternativas creativas para resolver los desencuentros, que tan necesarias son, olvidando cosas tan sencillas para ello como el afecto, el cariño y la presencia consciente.

Los besos que no deis se perderán, da igual que sea a un amigo, a vuestros hijos o padres, o a aquella persona que en un momento de vuestra vida fue importante para vosotros. Aprovechar cuando vuestros hijos son pequeños, ya que crecen rápido, demasiado rápido, y cuando te quieres dar cuenta no estás tan presente en sus vidas.

No lo olvidéis y dar besos, ¡muuuchos besos!

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