Ana tiene cinco años, cinco recien cumplidos, ¡una mano entera!. Por su momento evolutivo tiene miedo, miedo a la oscuridad, irracional y difícil de trabajar -aunque no imposible-, y miedo a las arañas, que buen momento pase el día que se abrió la puerta del ascensor y había una dentro, desde ese día creo que soy su heroína favorita. Y ¿quién no tiene miedo de algo? Puede ser un miedo racional, perder el trabajo o la salud, o un miedo irracional, todos tenemos nuestros fantasmas. El miedo puede paralizarnos o hacernos más fuertes, pero de lo que no cabe duda es que debemos aprender a vivir con él. Según planteemos nuestra convivencia con él sera más pacífica o no.
Volviendo a Ana, recordar: cinco años, sufre pesadillas de diferente intensidad. Algunas noches la palabra que más escucho es «no» seguida de «dejame» que Ana repite mientras duerme. Por ahora no he conseguido que entienda que son malos sueños, pesadillas, tan sólo eso. Cómo se lo voy a explicar si algunas noches yo tengo pesadillas que me dejan mal cuerpo para todo el día.

Edelvives
Hace un par de Navidades descubrí un cuento que me ha venido al pelo. Se titula «Cuando Ana tiene miedo» de Heinz Janisch. A lo largo del cuento Ana llama a todos y cada uno de sus amigos antes de irse a dormir. Llama al gigante gigantoso que nunca duerme, al pintor de fantasmas, a la pluma voladora que hace cosquillas, a los Caballeros de la Orden de la Cáscara de Nuez y así a un montón de amigos más. A todos y a cada uno de ellos para terminar diciendo, bien alto, ¡Ana no tiene miedo de nada! – lo reconozco, el nombre de la protagonista es el de mi hija, pero hubiera podido ser otro cualquiera, el grito de autoafirmación se puede utilizar cambiando el nombre de la/el protagonista. Como dijo María Villota hace tiempo, y ahora es el nombre de la Fundación que gestiona su legado, «lo que de verdad importa» es trabajar la fortaleza y valentía de nuestros hijos. Es verdad que cada uno tiene miedos en diferente grado pero debemos trabajar con ellos para que cada vez sean más pequeños y aprendan a vivir con ellos, bueno a convivir.
Este mes de julio en Segovia han celebrado la Noche de Luna Llena, una de las actividades consistía en escribir en una mariposa de papel el título de un libro. Ana y yo escribimos el lema del libro. Prefiero que diga ¡Ana no tiene miedo de nada! Con el tiempo será una realidad. Aquí tenéis nuestra mariposa:
Espero que os repitáis muchas veces que ¡No tengo miedo de nada! y que por fin sea verdad.
Otro gran libro para enseñar a nuestros hijos que el miedo es parte de la vida y que debemos aprender a convivir con él. Valiente no es el que no tiene miedo si no aquél que teniendo miedo es capaz de enfrentarse a sus fantasmas, gritando «No tengo miedo de nada»
Muchas gracias por tu comentario. Me encanta la gran enseñanza que contiene la frase de tu mensaje. ¡Una gran verdad!
Recuerdo el sentimiento de pequeño de acudir a mi madre y decir que tenía miedo de la noche. Qué bonito artículo, Sonia. Muchas gracias.
¡Qué recuerdo más bonito! Yo creo que todos,en algún momento, hemos buscado a nuestra madre para vencer un miedo real o imaginario de la manera en que solo «mamá» sabe hacerlo. Muchas gracias a tí.